¿Y si aún con miedo, empezamos a trabajar por nuestros sueños?

Para iniciar  quiero invitarte a reflexionar sobre lo siguiente: ¿Cuántas veces has tenido una idea en mente que parece brillante pero al pasar los días y compartirla con amigos o cercanos ya no sonaba como lo habías pensado en ese momento? 

Me pasó cuando decidí crear mi cuenta de Instagram en 2018. Comencé visualizando lo que quería y era perfecto en mi mente, pero luego dije: «Ok, primero tengo que tener el nombre, luego el logo, la tipografía y los colores», y colapsé. No sabía cómo canalizar toda la información y las ideas que tenía. El miedo y la falta de seguridad me paralizaban e impedían que iniciara este proyecto.  Pasaron los meses y cada vez lo postergaba más, pedía opiniones y cada vez dudaba más de mí y de lo que quería. Me di cuenta que cuando pedía opiniones estaba cediendo mi poder a otras personas para que decidieran sobre mis proyectos e ideas. No iba a permitir que mis sueños fueran opacados por opiniones de terceras personas, aún cuando tuvieran más experiencia que yo. 

Después de meses de dudas, decidí guardarme todo y comenzar con pasos pequeños pero seguros. Hice mi primer logo con acuarela y lápiz, tomé una foto y ya estaba. Pero faltaba el nombre y después de tanto pensar y buscar, apareció: «Yoga.Arte». Quería mostrar lo que hacía en ese entonces: yoga, arteterapia, atrapasueños y ropa shibori. Ya tenía el logo, el nombre y la cuenta de Instagram creada el 5 de diciembre de 2018. Luego vino otro desafío: no tenía ni un peso. Así que comencé a subir contenido de yoga. Yo me encargaba de sacar fotos, otras veces mi pequeña Emi me ayudaba. Ahora que miro hacía atrás me doy cuenta que me costaba mucho mostrarme como la autora de esa página, me daba mucha vergüenza que las personas vieran a quien estaba detrás de todo el trabajo de Yoga. Arte.

Tenía muchísimas ganas de mostrar mi arte, entre inseguridades y miedos decidí hacer atrapasueños para vender y así tener un poco de dinero e invertir para tener un logo diseñado por un profesional. ¿Qué necesité para empezar?, una argolla  ($1200), comprar lanas ($5000) y algunos accesorios ($2000), y fue así que con un presupuesto de $8200 inicié este camino de mucho amor y esperanza.  Los primeros atrapasueños fueron pedidos de amigos y conocidos, luego ellos me ayudaron a compartir mis creaciones y así poder llegar a más personas. Me dediqué a tejer día y noche, y con las ganancias que obtenía fui comprando más materiales.

Disfrutaba tanto creando atrapasueños que no me di cuenta que ya tenía una lista de espera dada la cantidad de pedidos que tenía. A cada amuleto, le entregaba toda mi dedicación y amor, como si fuese mi bebé. Quería que cada atrapasueños fuera distinto y personalizado para cada persona que me solicitaba uno. Utilicé el conocimiento que tenía disponible en ese momento, la numerología para entregar un valor agregado, además de todo el amor que había en la confección del amuleto. La demanda por los atrapasueños superó todo tipo de expectativas, así que decidí realizar talleres para que las personas pudiesen confeccionar su propio amuleto.  En mi primer taller asistieron 5 chicas, en el segundo 12 chicas y  en el tercero más de 20 veinte personas. Nunca imaginé que podía llegar a tanta gente.

Pero desde ese primer taller donde yo no aparecía en redes, pasaron muchas cosas. Me tocó aprender y exponerme a las redes, a comentarios, a hablar en público, mi miedo más grande. Me tocó abrir heridas de infancia, aparecieron miedos como el no sentirme suficiente o quién era yo para impartir un taller de atrapasueños. Porque  claro, yo siempre he hablado desde mi media verdad, desde lo que sé, viví y siento, y es muy probable que no a todo el mundo le haga sentido, por eso el miedo me acompañaba.

Comencé a hacer canjes con famosos,ya  que en ese entonces era la forma de llegar a más personas. Además,  no tenía dinero para pagar publicidad y no sabía ni cómo hacerlo. Mucha gente me cerró puertas en la cara y algunos otros me aceptaron, sin ser nadie, solo por la dedicación y amor a mis creaciones. Hasta la fecha, agradezco a las personas que me abrieron la puerta y publicaron mis atrapasueños haciendo canje. También recuerdo un par de personas «famosas» con las que hice canje y nunca supe de ellas, ni publicaron mis atrapasueños. Quizás suene extraño, pero esas personas me impulsaron también a no bajar mis brazos y a seguir.

Cuando lancé mi segundo taller, me tocó hablar en historias de instagram. Lo recuerdo como si fuera ayer. Sabía que para poder conectar con la gente, tenían que conocerme y ese era mi miedo en el fondo: ¿y si me conocen y no soy lo que esperan? ¿Y si se dan cuenta de lo tímida e insegura que soy y no les gusto? Pasaron infinidad de miedos en mi mente, pero lo hice. Mil videos hasta decir: «ok, ya está, lo que salga». Luego pasó algo hermoso. Me comentaban, opinaban y los miedos comenzaban a desaparecer. Gracias al universo, nunca recibí un comentario feo, todo lo contrario. Las chicas eran tan amorosas y empáticas conmigo que me fui enamorando de conocer y hablar con gente que no conocía.

Te cuento esto para derribar algunos mitos:

1. No necesitas tanto dinero para emprender.

2. Te cerrarán mil puertas, pero entre más intentes, más posibilidades tienes de que se  abra una ventana.

3. Todos tenemos miedo a exponernos en redes, al qué dirán. Que eso no te limite.

4. Cuando pides opinión de tus proyectos, cedes tu poder y entran inseguridades.

5. Dar el primer paso cuesta, pero lo que pasa después puede ser una bendición.

Me encantaría leerte y saber si viviste lo mismo o estás pasando por algo parecido. Seguro que tu testimonio puede ayudar a alguna almita que se sienta sola en esto.

Gracias por llegar hasta acá